INDICE
INTRODUCCIÓN
1 ¿QUÉ ES EL AMOR?
1.1 ¿CÓMO LO DEFINE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA?
1.2 LOS PSICOLOGOS Y SU PUNTO DE VISTA DE EL AMOR
1.3 DEFINIENDOLO POR LOS FILÓSOFOS
1.4 ¿CÓMO SE DEFINE EL AMOR DESDE LA SOCIOLOGÍA?
1.5 ¿A PARTIR DE ESTAS PRÁCTICAS CÓMO SE TRANSFORMÓ EL AMOR?
1.6 ¿CÓMO INFLUYÓ ESTO EN EL CAPITALISMO Y E CONSUMISMO?
1.7 ¿HAY UNA CONEXIÓN ENTRE EL AMOR Y LA FELICIDAD?
2 EL AMOR ROMÁNTICO EN EL TRASPASO DE LA HISTORIA
2.1 PREHISTORIA
2.2 EDAD ANTIGUA
2.3 EDAD MEDIA
2.4 EDAD MODERNA
2.4.1 EL AMOR EN LA ERA BURGUESA
2.4.1.1 NADIE ESPERABA AMOR EN EL MATRIMONIO
2.4.1.2 EL AMOR BURGUÉS: UNA REVOLUCIÓN HISTÓRICA
2.4.1.3 LOS TIEMPOS DEL AMOR CORTÉS
2.4.1.4 UNA NUEVA MORAL SEXUAL: EL MATRIMONIO Y EL HETEROSEXUALIDAD 22
2.4.1.5 DUEÑAS DE NADA
2.4.1.6 AMAS DE CASA CON EL ANHELO DE DEJAR DE SER
2.4.1.7 PERMISO DE POLIGAMIA
2.4.1.8 EL RITO AMOROSO DE LOS REGALOS
2.4.1.9 EL AMOR VICTORIANO Y SU PODER
2.4.1.10 EL AMOR ROMÁNTICO: LA PASIÓN ERÓTICA Y LA CAUSA POLÍTICA
2.5 EDAD CONTEMPORÁNEA
2.5.1 EL AMOR ROMÁNTICO: UN PROCESO PARADÓGICO
2.5.2 NUEVO MARCO DE LAS ELECCIONES ROMÁNTICAS
2.5.3 LA GRAN TRANSFORMACIÓN
2.5.4 LA AMPLIACIÓN DE LA OFERTA
2.5.5 ELECCIÓN MÁS LIBRE E INSEGURA
3 EL AMOR ROMÁNTICO: CONCEPCIÓN CULTURAL
3.1 CULTURA PERSA
3.2 CULTURA OCCIDENTAL
3.2.1 AMOR ESPIRITUAL, AMOR CARNAL: EROS, ÁGAPE, FILIA
3.2.2 EL MUNDO GRIEGO: LA PERFECCIÓN LA ATRACCIÓN
3.2.3 LA REVOLUCIÓN DEL AMOR CRISTIANO
3.2.4 ¿CÓMO AMAR SI NO NOS AMAMOS?
3.2.5 LA COLONIALIZACIÓN AMOROSA DE LAS MUJERES
3.2.6 PARA PODER MAR HAY QUE SER CIUDADANAS
3.3 CULTURA ORIENTAL
3.4 CULTURA ÁRABE
3.5 CULTURA TURCA (CHAMÁNICA E ISLÁMICA)
3.6 CULTURA ANGLOSAJONA
4 BÚSQUEDA DEL AMOR ROMÁNTICO
5 CONSECUENCIAS DE LA IDEALIZACIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO
5.1 MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO Y VIOLENCIA
5.2 UN PRETEXTO PARA EL ABUSO Y EL SOMETIMIENTO
5.3 LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN EL EMPLEO.
6 PERSPECTIVA DEL AMOR ROMÁNTICO DEL HOMBRE VS. EL DE LA MUJER
6.1 HECHOS DEL FEMINISMO Y EL MACHISMO
7 CONSIDERACIONES PSICOSOCIALES SOBRE EL AMOR ROMÁNTICO
7.1 ¿CÓMO EXPLICAR LA PERSISTENCIA DEL AMOR EN ESTOS CASOS?
7.2 ENAMORAMIENTO Y ELECCIÓN DE PAREJA
7.3 ERRORES, CONFLICTOS, RUPTURAS
8 ANEXO
EL AMOR ROMÁNTICO
INTRODUCCIÓN
Amor es una de esas palabras cargadas de múltiples sentidos. Explicarla con cierto rigor no es fácil, pues de ella hay un auténtico abuso y para que esto no ocurra es necesario precisar en el sentido verdadero de la terminología de esta palabra buscando su esencia para comprender su trascendencia en la vida y el sentido que tiene vivirla. Dicho de otro modo, hay que poner orden en ese sinfín de palabras que se juntan en torno al término amor. Es preciso huir de los tópicos que esta palabra presenta con frecuencia, pues uno se pierde con facilidad cuando llegan distintas confusiones que, inevitablemente, le quitan o aumentan la relevancia que en realidad el amor tiene separándola de su verdadero significado; hay que enfatizar, en cambio, su importancia como forma de vida.
El amor romántico es una complicada realidad que hace referencia a múltiples aspectos de nuestro ser que determinan nuestra existencia en las distintas relaciones que tenemos en la vida; tales casos son, por ejemplo: el amor de amistad, amor al prójimo, amor entre cónyuges, amor de Padres a Hijos, amor a Dios etc. Es decir, en la vida cotidiana nos encontramos de una manera palpable con el amor, pero muy pocas veces nos damos cuenta de su presencia, de su significado. Siendo humanos, nuestra única motivación que tenemos para afrontar todos los problemas que surgen en la vida, el impulso que nos mueve a seguir adelante y da origen a un sinnúmero de relaciones sociales es, justamente, el amor. Y, por su complejidad, sólo el hombre es capaz y tiene la necesidad de amar. O bien, "Sólo la persona puede amar y sólo la persona puede ser amada. Esta es, ante todo, una afirmación de la naturaleza ontológica, de la que surge una afirmación de naturaleza ética. El amor romántico es una exigencia ontológica y ética de la persona. La persona debe ser amada ya que sólo el amor corresponde a lo que es la persona"
LAS AUTORAS
1
¿QUÉ ES EL AMOR?
El
tema del amor puede algo enigmático, polémico y nada esclarecido para algunas
de las personas en su mayoría, claro está que el amor puede verse desde la
perspectiva y enfoque que cada individuo le asigna, o a manera interpretativa
personal. Debido a las interpretaciones subjetivas y enfoques, conductista,
psicológicos el concepto de amor puede variar. Muchos interesados en el tema,
han investigado referente al amor desde diversos enfoques, conductista, psicoanalítico,
filosófico, humanista.
1.1
¿CÓMO LO DEFINE LA REAL
ACADEMIA ESPAÑOLA?
(Del lat. amor, -ōris).
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que,
partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con
otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente
nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa,
alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en
sing. Para llevarle un don a sus amores
11. m. pl. Relaciones amorosas.
1. m. Arbolito de la familia de las Malváceas,
parecido al abelmosco, de ramos cubiertos de borra fina, hojas acorazonadas,
angulosas y con cinco lóbulos, pedúnculos casi tan largos como la hoja, y flor
cuya corola es blanca por la mañana, algo encarnada al mediodía y rosada por la
tarde. Se cría en la isla de Cuba y se cultiva en los jardines de Europa.
1. m. Planta anual de la familia de las Rubiáceas,
parecida al galio, de tallo ramoso, velludo en los nudos y con aguijones
echados hacia atrás en los ángulos, verticilos de ocho hojas lineales,
lanceoladas y ásperas en la margen, y fruto globoso lleno de cerditas ganchosas
en su ápice.
1. m. El que alguien se profesa a sí mismo, y
especialmente a su prestigio.
1. m. Nombre que designa diversas especies de plantas
herbáceas cuyos frutos espinosos se adhieren al pelo, a la ropa, etc.
1. loc. adv. coloq. Con mucho gusto, de muy buena voluntad.
1. expr. U. para pedir con encarecimiento o excusarse con
humildad. Hágalo
usted por amor de DiosPerdone usted por amor de Dios
1.2 LOS PSICOLOGOS Y SU PUNTO DE
VISTA DE EL AMOR
SIGMUD FREUD: es el orden del deseo: no una pasión imaginaria donde el
sujeto tiende, sin conseguirlo, a completarse sino un don activo. Cada vez que
vuelvo a caer en la ilusión de completud tengo inhibiciones para trabajar, para
amar, para crear. El sujeto, cuando acepta que no puede poseer al otro acepta
su carencia y se transforma en sujeto deseante en continua transformación. El
amor surge, por lo tanto, ahí donde un amado se transforma en amante, es decir
un deseable en deseante. Eros tiende a la unión pero sin principio de muerte
moriríamos todos ahogados en su abrazo. Es decir que para que se pueda forjar
en mí la dimensión del amor tendré que haber aceptado el límite que la muerte
impone a mi existencia material. Cuando acepto ser mortal, alcanzo un grado más
de humanización que me permite transformar la realidad.
WALTER RISO: el amor es la mezcla de
tres etapas. La primera es la del enamoramiento, aquel embelesamiento que él
asegura que dura de 6 meses a un año, durante el cual no creemos que exista
mejor media naranja sobre la tierra, que la que tenemos en nuestras manos.
Luego de esto
viene el factor cognitivo, que contiene muchas cosas dentro de sí mismo, entre
las que se encuentran las decisiones, el deseo, y en donde debe existir el
invento social de la amistad. [1]
LEOPOLDO
CHIAPPOEL: amor es algo noble. Es que el
amor adviene sobreponiéndose al acontecer vulgar, es decir, el acontecer hecho
de ambición, inseguridad, miedo, dominio, posesividad, desconfianza, celos,
poder, mentira, falsedad, engaño, agresión, intolerancia, desencuentro,
animadversión, ojeriza, envidia, rencor, ira, codicia, desgano, pesar, pesadez,
tedio y, también, falsificación de la vida con artificiales Ersatz, sustitutos,
pseudo consolaciones, como son las diversiones frívolas, la manía de comprar y
comprar cosas, distraerse en tonterías, lo que se llama matar el tiempo. El
amor pone en la vida
[1] Obtenido de lauridearmas's blog:
http://lauridearmas.wordpress.com/2010/08/05/manual-para-no-morir-de-amor-por-walter-riso/
luz y fuego,
autenticidad; el amor pone armonía, alta paciencia, confianza, valor,
entrega, desinterés, vuelo, ligereza jubilosa, vivencia genuina, verdad. El
amor pone entusiasmo, esto es, divinización. Y esto es así porque pensamos en
una psicología fundamental del amor, es decir, el amor como fundamento de la
vida y por el cual el alma, psyche, se ve iluminada por la palabra que
esclarece el amor, el divino amor. Entonces debemos sobrepasar el hecho de que
el amor es, también, una experiencia afectiva, de ardientes raíces biológicas y
de azul respiración espiritual, para entender el amor no sólo como un hecho
sino como una dimensión existencial de la vida humana, una manera maravillosa
de vivir, amorosa. Entonces el amor no se opone en primer término al odio; el
amor, luz y fuego de la vida humana, fecundidad exuberante, se opone al
desamor, pálido, ceniciento, marchito. Es el desamor la desvaída manera de
vivir. Es el desamor la falta de entusiasmo, la indiferencia, la apatía.[2]
1.3 DEFINIENDOLO POR LOS
FILÓSOFOS
EDGAR
MORALES FLORES: no hay una sola definición de amor, a lo largo de la historia, la
filosofía ha abordado este tema desde distintos ángulos. Se pueden reducir a
dos principales núcleos semánticos: Eros y Ágape. Esto es válido para la
filosofía occidental, que se ha nutrido históricamente de dos fuentes
culturales básicas, me refiero al pensamiento clásico grecolatino y a la matriz
judeocristiana. Los griegos llegaron al punto en el que las principales
discusiones alrededor del amor se centraron en el tema “erótico”, es decir, en
los afectos del alma que partían del impulso hacia los cuerpos bellos y
llegaban al ámbito de lo divino; así tenemos, por ejemplo, a Platón para quien
el amor es el producto de una tensión entre la abundancia y la necesidad, de
ahí su plenitud pero también su carencia: el amor es análogo al deseo que busca
completar su satisfacción, pero cuya dinámica existencial es terriblemente
agotadora por el proceso de búsqueda que supone. Por otro lado, la noción
cristiana de ágape refiere más bien al ámbito de la gracia divina, su modelo es
la plenitud y perfección del amor de Dios hacia los hombres, amor inmerecido que se otorga sin condiciones a quien
incluso lo
[2] Leopoldo Chiappo Galli (Chosica, Lima, 17 de diciembre de 1924 - Lima, 7 de marzo de 2010), fue un filósofo y educador
peruano, así como un renombrado psicólogo y escritor.
desprecia, el patetismo propio de esta noción
cristiana tiene su precisa iconografía en la crucifixión del hijo de Dios,
sangrando por su insensato amor a los hombres. Estas son las dos fuentes que
rigen las principales acepciones del amor en Occidente, la noción ascendente de
Eros, demasiado humana, estética y extática, y la noción de Ágape, divina,
perfecta, compasiva y ética.[3]
PLATÓN: El amor es un medio de ascender a las Ideas. En el
amor se produce una ascensión desde las cosas sensibles hasta la Idea de la
Belleza. El amor platónico es ascensión hacia la Belleza. El Fedro desarrolla
el mismo tema que el Banquete en el mito del carro alado y con referencia
directa a la reminiscencia. El alma que ha caído a la tierra ha olvidado todo
y perdido sus alas; pero "viendo la
hermosura de este mundo y acordándose de la verdad, toma alas y, una vez alada,
desea emprender el vuelo". Por ello el amor es filósofo. La razón de ese
amor por las Ideas es la afinidad del alma con las Ideas.
No es un dios, ni un mortal, es un gran daimon, un
intermediario entre dioses y mortales. La idea es sencilla, el amor es el
camino, el nexo de unión con aquello que llamamos perfecto, divino, hermoso,
sirve de enlace y comunicación llenando el vacío que existe entre lo visible y
lo invisible.
ARISTÓTELES: se refiere al amor entre los hombres más como philia, amistad (de
la que habla en los libros VIII y IX de Ética a Nicómaco), que como eros,
aunque atribuye a todo el universo la antigua idea del amor como fuerza cósmica
de los presocráticos, de Empédocles, sobre todo, según la cual la naturaleza
entera ama al Primer Motor, como se ama lo que es fin y lo que es perfecto.
SARTRE: el amor es una empresa
contradictoria condenada de antemano al fracaso. El hombre, que en el sistema
de Sartre es el «ser para sí» (conciencia)
[3] Obtenido de una
entrevista a Edgar Morales Flores, es Licenciado en Filosofía por la Fac.
Filosofía y Letras de la UNAM. Profesor de Textos Filosóficos Medievales y
Renacentistas y de Problemas de Filosofía de la Historia y de las Ciencias
Sociales. Ha participado en proyectos de investigación en el Instituto de Investigaciones
Filosóficas de la UNAM y publicado textos especializados en el área de
filosofía de la religión. Ha publicado artículos en México y en el extranjero y
es actualmente miembro del consejo de redacción de la revista cultural Metapolítica.
También ha participado en debates en espacios radiofónicos y televisivos. Recientemente
recibió el premio iberoamericano a la calidad educativa por la gestión de una
Especialidad en Filosofía y Medios de Comunicación. Sus líneas actuales de
investigación giran en torno a las relaciones entre erotismo, filosofía y
religión.
es
también «ser para otro». El otro aparece en el ámbito de la conciencia como
alguien que contempla desde fuera nuestra propia subjetividad. La fuerza de su
mirada desconcierta y tendemos a hacer del otro un objeto de conciencia,
hundiéndolo en la subjetividad, para evitar sentirnos sometidos a su mirada.
Como la libertad del otro es irreductible, debemos asumir, como proyecto la
idea de hacernos amar por el otro: si deseamos poseer a los demás, no basta
poseer el cuerpo, hay que adueñarse de la subjetividad, es decir, del otro
sujeto en cuanto ama. «Amar es, en esencia, el proyecto de hacerse amar». La
empresa es imposible y siempre condenada al fracaso, porque hacerse con la
subjetividad del otro es hacerse con su libertad, y ofrecerse a la libertad del
otro es constituirse en objeto, alienar la propia libertad. Es una empresa de
dioses, imposible para el hombre, y por eso «el hombre es una pasión inútil».
SÓCRATES: Amor de la generación y
procreación en lo bello. Porque la generación es algo eterno e inmortal en la
medida en que pueda existir en algo mortal. Y es necesario, según lo acordado,
desear la inmortalidad junto con el bien, si realmente el amor tiene por objeto
la perpetua posesión del bien.
NIETZSCHE: es lo que
está más allá del bien y del mal.
1.4 ¿CÓMO SE DEFINE EL AMOR
DESDE LA SOCIOLOGÍA?
ILLOUZ
nos aclara ésta interrogante contándonos que le interesa ver en qué situaciones
la gente se dice a sí misma que está enamorada. Es ambivalente, hay
definiciones muy guionadas como el amor a primera vista que acelera el corazón
o quita el sueño. En el siglo XIX esto estaba claro, pero hoy hay voces que nos
dicen que ese amor no existe.
Las
situaciones para decir si es amor varían con la clase social y el género. El
amor es un código que nos permite entrar a una experiencia específica, cuando
decimos te amo junto con esta emoción viene una serie de prácticas sociales.
1.5 ¿A PARTIR DE ESTAS PRÁCTICAS
CÓMO SE TRANSFORMÓ EL AMOR?
La naturaleza de la
voluntad y el deseo cambiaron y la elección es una condición permanente.
Elegimos entre muchas opciones con diferentes criterios y esto desorganiza
la voluntad. Cuando el yo trata de comprender racionalmente esas necesidades y
proyectos se da una concentración reflexiva sobre el deseo.
1.6 ¿CÓMO INFLUYÓ ESTO EN EL
CAPITALISMO Y E CONSUMISMO?
El
capitalismo desconectó la relación familia-economía. Tradicionalmente en el
matrimonio, hombre y mujer estaban en una situación donde se necesitaban por
razones socioeconómicas.
Hace
200 años que el capitalismo es una empresa masculina y los hombres, por lo
tanto, no necesitan a la familia para sobrevivir.
Por
otra parte, puso a la sexualidad en el centro. La libertad sexual ya estaba en
la agenda feminista, pero la industria de la moda y los cosméticos promovió
otro modelo. Pensemos en ser sexy, ¿cuán importante es? Detrás de la idea de
vestirse para desplegar un aura de disponibilidad sexual existe una enorme
industria.
1.7 ¿HAY UNA CONEXIÓN ENTRE EL
AMOR Y LA FELICIDAD?
No
siempre existió. La cultura de la autoayuda trata de que se logre la felicidad
con la satisfacción. La excitación y la novedad provocan placer y no
desaparecen con el compromiso que se necesita en una relación moderna. La
cultura del consumo ha instalado que la excitación es condición para el placer y
se contradice entre una nueva demanda sin precedentes del amor para llegar a la
felicidad y las fuerzas que están en contra de lograrla.
2
EL AMOR ROMÁNTICO EN EL
TRASPASO DE LA HISTORIA
2.1
PREHISTORIA
La gente suele imaginar a los hombres prehistóricos como unas
bestias peludas que arrastraban a sus mujeres por las piojosas cabelleras y que
las incitaban al amor a puro garrotazo. Sin embargo, los estudiosos encontraron
un pasado mucho más tierno y, sin duda, más “humano”.
El amor… ¿es un producto cultural? ¿Una
cualidad esencialmente humana? ¿Cuándo aparece el amor en la historia de la
Humanidad?
El historiador francés Jean Courtin comienza
por diferenciar el amor de la necesidad animal de armar pareja para asegurar la
continuidad de la especie. Entiende que se trata de “un sentimiento profundo,
que incite a evaluar las cualidades del otro, a escoger a su compañero, a tomar
la decisión de pasar el tiempo con él”. Esto recién lo encuentra en el Homo sapiens, es
decir, el hombre moderno.
Las primeras huellas del amor, parece,
estuvieron unidas a las de la muerte. Así es: para Courtin, el sentimiento
amoroso va a la par con la consideración que las sociedades primitivas empiezan
a tener hacia los muertos. Y esto aparece con el hombre de Cro-Magnon, hace
100.000 años en Africa y el Cercano Oriente y unos 35.000 en Europa.
En las grutas de Grimaldi, por ejemplo, se
encontraron unos esqueletos de 30.000 años de antigüedad de dos niños de entre
6 y 10 años enterrados juntos, con la pelvis y los muslos recubiertos de miles
de conchillas perforadas. En Dinamarca, en un lugar de unos 8.000 años, se
descubrió una joven de 18 años con su bebé recién nacido. Ella llevaba una gran
cantidad de dientes de ciervo perforados (antes cosidos o atados a su ropa) y
el bebé, un varoncito, sostenía una hoja de sílex en su mano (como se usaba
entre los hombres adultos) y ¡estaba ubicado sobre el ala de un cisne! No es
difícil ver en tanta dedicación una forma de amor, ¿verdad?
Pero incluso pensemos en los fuleros
neandertales (ya se sabe: cuello ancho y corto, piernas ídem, brazos
musculosos, narizota de perro de caza…), incluso aquellas nobles bestias
enterraban a sus muertos. Courtin cuenta el hallazgo de una tumba de mujer,
tapizada de flores de los pantanos, que alguien había traído desde un valle que
estaba a varias horas de camino. Es el ejemplo más antiguo conocido de flores
en un enterramiento. ¿No es romántico?
Los más “modernos” cromagnones ya hablaban y
tenían el mismo cerebro que nosotros, por lo tanto, ninguna de las pasiones
humanas les era ajena. Parece, amigos, que el Paleolítico fue algo así como el
paraíso en la Tierra. Los recursos abundaban, los grupos humanos se comunicaban
entre sí sin mayores conflictos, hablaban una suerte de lengua universal,
comerciaban… los científicos no hallaron ni un testimonio de muerte violenta
provocada por otros humanos. Pero no todo lo que reluce es oro: parece que
existía algo así como la pareja monogámica. En efecto, los cazadores seminómadas
de entonces no podían darse el lujo de la poligamia, porque hubieran tenido que
pasarse la vida cazando para mantener una familia muy numerosa. Pero como
siempre existen excepciones, se han encontrado algunas tumbas (raras) con un
hombre enterrado con dos mujeres y hasta un caso de una joven con dos hombres.
(¡Con razón se murió!)
Pero la tumba más romántica que cita Courtin
es una de la famosa gruta de Grimaldi, donde se encontraron los esqueletos de
un hombre muy alto de unos veinte años y una mujer un poco mayor, replegados y
estrechamente entrelazados entre sí, adornados con caracolas…
Si te interesa el tema, leéte “La más bella
historia del amor”, de Dominique Simonnet, publicado por el Fondo de Cultura
Económica, 2004.
Apostilla sobre la imagen ut supra: Esta
imagen no corresponde a los restos de Grimaldi, sino a otros posteriores a la
edición del libro citado anteriormente, pero que no hacen más que confirmar lo
que allí se dice:
“Les apodan “Romeo y Julieta de la
prehistoria”,
y son los restos óseos de un hombre y una mujer fallecidos hace 6000 años,
probablemente jóvenes (el análisis de sus piezas dentales lo confirmará),
encontrados en Mantua, al norte de Italia.
Lo insólito de la historia no es que los cuerpos se encontraran en
las proximidades de la ciudad dónde William Shakespeare ambientó su famosa
tragedia de amor adolescenteRomeo
y Julieta. Ni tampoco que sea uno de los pocos entierros dobles
conocidos de época neolítica. Lo realmente curioso y novedoso, según los
autores del hallazgo, es que los miembros de la pareja fueran enterrados abrazados y
enfrentados.
Luca Bondioli, antropólogo del Museo Etnográfico y Prehistórico de Roma,
confiesa que el hallazgo “tiene un valor más emocional que científico”, aunque
también asegura que confirma que la concepción sobre la muerte en el ser humano
no ha cambiado mucho en seis milenios.” Extraído del blog: heroesdelaciencia ver también en sopadeciencias.[4]
2.2
EDAD ANTIGUA
En
esta edad las relaciones amorosas, era más formales, mucho más solemnes y las
cuales durarían para toda la vida. La pareja de casados debía conocer a toda la
familia y haber tenido un compromiso pactado, sabiendo de antemano que es lo
que tienen los esposos para ofrecer a las futuras esposas, una unión
matrimonial no tenía la opción en caso de fracasar a una separación, era pecado
y no podían ser aceptadas por ende en la sociedad, eran odiados y repudiados
por toda la sociedad eran personas de desprecio, eran personas que debían ser
castigadas, ya sean a pedradas o escupidas o cualquier castigo que dignificaba
a la persona.
El matrimonio era algo de familia, es decir,
la familia podía ordenar en el matrimonio, y podía disponer que debieran hacer
en él, los padres de los esposos ordenaban a los esposos o esposas de sus hijos
y ellos debían obediencia, comparándolo con hoy es algo imposible de realizar
porque tendemos a reaccionar de distinta manera y no dejamos que otras personas
interfieran en nuestro matrimonio, ahora se dice matrimonio ES DE DOS. En esta
época era algo común que los recién casados vivan con la familia, no era como
ahora que decimos al famosa frase “EL CASADO, CASA QUIERE”.
Pero,
la manera de ser, es decir no se puede generalizar y catalogar a el amor en una sola manera, ya
que estas relaciones son de acuerdo a las culturas.
2.3 EDAD MEDIA
El amor no ha sido interpretado siempre como lo es hoy en día. Novelas y
películas sobre otras etapas históricas nos tienden a llevar hacia la idea de
que las relaciones amorosas entre personas han tenido siempre una base similar
y esto, claramente, no es así. En esta materia somos claros deudores del
Romanticismo, que transformó la forma de interpretación de este tipo de
[4] Extraído del blog: heroesdelaciencia ver
también en sopadeciencias.
sentimientos e, incluso, los sentimientos en sí.
Pero, entonces, ¿cómo se vivía el amor en la Edad Media?
Lo primero que hemos de entender es que la visión
del hombre medieval hacia el amor queda determinada, desde un primer momento,
por la imagen negativa de la mujer y el sentimiento de pecado que impregna todo
lo que tenga que ver con ésta. De esta manera, el verdadero sentimiento
elevado, el verdadero amor, sólo se transmite por la amistad entre hombres ya
que, según la concepción de la época, éstos son los únicos seres totalmente
completos y capaces de expresar este tipo de emociones.
Sin embargo, en el siglo XI se desarrolla una
auténtica revolución, confiriendo un enorme refinamiento e importancia al amor
entre hombre y mujer: es el conocido como “amor cortés”, que se desarrollará en
los ambientes aristocráticos. La mujer se convierte para el amante en un ser
inaccesible, culmen de todo tipo de valores del género femenino. Este tipo de
amor que es, además, de tipo adúltero, ya que según la concepción de la época
este sentimiento era algo totalmente ajeno al matrimonio e, incluso, negativo
en el caso de que existiera. Esta nueva concepción toma, además, una forma
similar a la relación de vasallaje que rinde un siervo a su señor. De esta
manera el enamorado presta juramento de amor a la dama a la que presta sus
atenciones y muestras de cortesía.
Pero, pese a que este tipo de amor puede
parecernos, en cierta manera, muy similar a la concepción que se tiene de este
tipo de sentimientos en la actualidad la realidad es bien distinta. El “amor
cortés” es una construcción cultural, una forma de competición entre los
hombres para conseguir una mujer, que, en la concepción de la época, es poco
más que un trofeo. De todas formas, dicho amor casi nunca llega a consumarse y
vemos, incluso, como los señores de algunas casas nobiliarias fomentan que los
“jóvenes” (caballeros que aún no han contraído matrimonio) rindan honores a sus
propias esposas, participando, así, en este tipo de “juego“.
En definitiva, más que de auténtico amor, nos
encontramos ante un tipo de comportamiento derivado por el desarrollo cultural
del período. Poco más que una competición o distracción propia de esta etapa
que, aunque posteriormente dará lugar a producciones tan bellas y elevadas como
el Roman de la Rose, poco tendrá que ver con los verdaderos sentimientos de los
hombres de la época
2.4 EDAD MODERNA
2.4.1
EL AMOR EN LA ERA BURGUESA
2.4.1.1 NADIE ESPERABA AMOR EN
EL MATRIMONIO
Una
de las formas históricas del amor que más ha impactado al amor contemporáneo es
la que los historiadores han llamado el amor burgués. El amor burgués significó
una revolución a las pautas de relación entre mujeres y hombres en Europa en
los siglos XIII, XIV. XV, vinculado al surgimiento y la expansión de la cultura
burguesa. A diferencia del amor cristiano, que separó el cuerpo del espíritu.
El amor burgués une el amor espiritual y el amor carnal. Lo sorprendente es que
este importantísimo cambio se da dentro
de la misma cultura cristiana.
Para
entonces, ya se admitía que en las relaciones de pareja debía estar presente el
amor. A latir de esta época se empieza a entender que también en el matrimonio
debe estar el amor. Antes del amor burgués, el amor no estaba ligado ni el amor
erótico ni el mor espiritual. Las gentes
se casaban sin amarse. Llegaban al matrimonio por arreglos familiares, por
conveniencia social, por ligar a personas de un pueblo o de una tierra con
personas de otros pueblos o tierras.
Nadie
esperaba que los esposos se amaran. Lo más que pensaba era que con el tiempo se
irían acostumbrando el uno al otro. Como la relación matrimonial estaba muy
normada-la mujer debía obediencia al esposo, el esposo debía protección a la
esposa-, la subjetividad individual no significa nada en las relaciones. Antes
del amor burgués, el amor se dejaba para relaciones eventuales fuera del
matrimonio. Los hombres vivían relaciones de amor personal fuera del matrimonio
y, desde luego, con “malas mujeres”, mujeres que no se casaban para dedicarse a
garantizar erotismo a los hombres.
2.4.1.2 EL AMOR BURGUÉS: UNA
REVOLUCIÓN HISTÓRICA
Cuando
aparece al amor burgués, al inicio de lo que se ha llamado la era burguesa, los
patrones cambian y se establece que el amor, el erotismo y la sexualidad deben
estar unidos. Más aún, que se debe buscar y encontrar a una persona para amarla
roda la vida. Juntar en una misma relación la pasión erótica, la pasión
espiritual y la convivencia es el modelo que genera la cultura burguesa.
Juntar
amor –el sentido de carió, atención, benevolencia, generosidad-, con amor –el
sentido de pasión erótica- , con la convivencia –en el sentido de vivir la vida
cotidiana unidos-, y hacer todo esto funcional a la tarea de procrear, fue el
desafío del amor burgués. La meta era ser una familia y perdurar en el mundo.
El amor
se vuelve núcleo de las relaciones de pareja, de las relaciones sexuales, y
también de la familia. Todo queda articulado por el amor de dos personas, la
pareja, y la estabilidad familiar depende de esas dos personas, que deberán
amarse toda la vida siendo pareja sexual. Éste
es el modelo ideal del amor burgués. La nueva sociedad burguesa fomenta
otra característica del amor: la comprensión entre los cónyuges. Es en esta
época cuando la comprensión surge como un valor del amor, y hasta el día de hoy
leemos en revistas como Cosmopolitan: “¿Te comprende tu pareja?”.
Esta
pregunta nos llega desde unos seis siglos, desde los inicios de la era
burguesa. Junto al respeto como base de las relaciones entre hombres y mujeres,
aparece esta otra base, inédita en la historia de Occidente: la comprensión.
Hasta
entonces nadie esperaba que las mujeres comprendieran a los hombres ni que los
hombres comprendieran a las mujeres. La comprensión en las parejas fue una
invención muy importante de la modernidad burguesa. Hoy, aún sguimos teniendo
el anhelo de comprensión y la comprensión sigue siendo imaginada como una
muestra de amor. Y para iniciar amor todas valoramos profundamente encontrar
comprensión y dar comprensión.
2.4.1.3 LOS TIEMPOS DEL AMOR
CORTÉS
Una
característica relevante del modelo de amor que inaugura el amor burgués, a
diferencia de formas de amor anteriores, es que la pareja sexual, la pareja que
experimenta la pasión erótica, debe vivir y consumar su pasión en el
matrimonio. En el amor cortes –que es una forma previa- los hombres debían
experimentar grandes pasiones eróticas, pero estas pasiones eran ideales para
vivir y no se realizaban, sólo alimentaban la imaginación.
Cuando
leemos las antiguas cantigas en las que se expresa el amor cortés. Conocemos de
hombre – en Europa, en América también- que vivían enamorados de una señora a
la que mostraban públicamente su amor, y en nombre del aunque mostraban
públicamente su amor, y en nombre de la que tenían nada que ven en la vida
cotidiana y a la que ni siquiera le dirigían la palabra. Este tipo de amor
alentó a muchos hombres a participar en guerras, a enrolarse en expediciones de
conquista, a ir a Tierra Santa a las Cruzadas.
El
amor burgués puso fin a aquellos amores ideales, sacándose del cuadro del amor
permitido. Comienza entonces a ser ilegítimo socialmente que un caballero ame
idealizada mente a una dama que es esposa de otro señor y más aún, que lo
exteriorice públicamente. En la actualidad, un modelo así ocasiona crímenes
pasionales. La prohibición social del amor cortés tiene su base en que se
impuso el concepto patriarcal de que las mujeres amadas son propiedad privada
de los hombres que las aman.
2.4.1.4 UNA NUEVA MORAL SEXUAL:
EL MATRIMONIO Y EL HETEROSEXUALIDAD
En
el amor burgués, el amor erótico –se llama así desde entonces- es aceptado y
legítimo, y aunque las relaciones siguen siendo pactos familiares, la
expectativa comienza a ser que las
parejas se amen y lleguen a realizar satisfactoriamente el eros. Naturalmente,
con mayor satisfacción para los hombres,
dando por supuesto que la sola presencia masculina debía llenar de satisfacción
para los hombres, dando por supuesto que la sola presencia masculina debía
llenar de satisfacción a las mujeres. Comienza a extenderse una nueva moral
sexual. Y así se le llamó: nueva moral sexual. Esta moral tiene exigencias
iguales para hombres y mujeres, mientras la práctica social del amor mantiene
las desigualdades.
2.4.1.5 DUEÑAS DE NADA
El
amor burgués establece que el amor pasión, el amor eros, debe conducir al
matrimonio y a la procreación. Esa es la vía legítima y autorizada moralmente
para mujeres y para hombres. Enseguida, la cultura patriarcal fijará las
diferencias: para las mujeres que establecida la regla de la monogamia para
toda la vida, para los hombres no.
La
monogamia establece como pauta fundamental la propiedad de los hombres sobre
las mujeres. Es una pauta social sólo para las mujeres, que durante toda la
vida debe llevar el apellido de esposo. Esta forma de propiedad sobre las
mujeres ha marcado la historia de todas las mujeres modernas. Según el modelo,
cada mujer tiene como destino en la vida hallar a un dueño. Buscarlo y
encontrarlo se vuelve un mandato de vida
para las mujeres. No se trata únicamente de que la mujer busque un amor, sino
hacer que ese amor sea su dueño. Su dueño jurídica, afectiva, sexual y
económicamente.
Surgió
así una sofisticada forma de apropiación delas mujeres mediante las relaciones
amorosas. Franca Basaglia ha llamado a esto la expropiación de las mujeres, una
forma de propiedad privada que interpretada feministamente es una forma de
expropiación. Expropiadas: no que no seamos o que no estemos, sino que estamos,
pero no somos dueñas de nosotras mismas.
¿De
qué no son dueñas las mujeres? De todo lo que hace falta para amar. En primer
lugar, no son dueñas de su cuerpo. Su cuerpo pertenece al amado. Tampoco son
dueñas de su sexualidad, que queda marcada por el mandato de la monogamia
sexual y por el de la heterosexualidad. Tampoco
son dueñas de su subjetividad, de la que se apropia ese dueño que se
instala en su corazón. Obviamente, quien no es dueña de su cuerpo ni de su
sexualidad ni de su subjetividad, no es una persona libre. Se cumple así lo que
decía Sartre: en el amor se pone en juego la libertad o la falta de libertad.
2.4.1.6 AMAS DE CASA CON EL
ANHELO DE DEJAR DE SER
El
amor burgués mantiene a las mujeres totalmente atrapadas en una relación única,
exclusiva y para toda la vida. En esta época y bajo ese modelo se inicia la
reclusión de las mujeres pudientes, porque las otras tenían que ir y venir,
tenían que trabar y seguir trabajando.
El
modelo de mujer que se va construyendo para todas las mujeres en el imaginario
de la sociedad es el de la mujer como ser de la domesticidad, de domus, de la
casa, del hogar. La casa es su espacio natural. Y así surgiendo el ideal de las
mujeres amas de casa, domésticas,
hogareñas. Las demás, las que andan en la calle, la que van y vienen, son las
malas o las que están mal.
¿Cuál
es la aspiración que empieza a formularse para las mujeres a lo largo de los siglos
de la era burguesa? Abandonar el espacio público. Ése es el ideal: dejar de
tener que trabajar, dejar de tener que ganar dinero, dejar de tener poderos
propios. No debemos creer que este ideal, que hoy nos empieza asonar lejano,
existió siempre. Este ideal se construyó y este modelo se idealizó como lo
mejor estilo de vida para las mujeres en esta época. Al final, de tanto
ocultarse, de tanto desear tener que dejar de trabajar y de ser vistas, las
mujeres desearon, anhelaron dejar de ser.
Hoy,
nosotras somos el resultado de la crítica histórica que muchas mujeres de aquel
tiempo y de tiempos posteriores hicieron al ideal de dejar de ser que se le
impuso a las mujeres. A nosotras las contemporáneas nos ha tocado el recuperar
el querer ser, ¡y el querer serlo todo! Pero hubo una época histórica desearon
que alguien las sacar de la vida pública, del trabajo.
El anhelo de dejar de trabajar para cumplir
con un estereotipo de ser mujer –presentado como el mejor- dominó a la vida de
las mujeres. Y se extendió a todas las áreas de la vida: dejar de tener que
pensar, dejar de tener que decidir, dejar d tener que participar… Este deseo
construido cultural y socialmente logró enclaustrar a miles de mujeres en sus
casas, en sus familias y en sus parejas monógamas y eternas.
2.4.1.7 PERMISO DE POLIGAMIA
La
poligamia siguió siendo aceptada socialmente para los hombres. Aceptada y
promovida. Los hombres sí podían ser polígamos. Y pueden, porque en este
aspecto el modelo burgués sigue siendo muy vigente. Modificado en algunos aspectos, los pilares y
fundamentos del amor burgués siguen sólidos en las relaciones de amor.
Ayer
como hoy, ya en la modernidad, la poligamia sexual, no solamente la poligamia
amorosa, le sigue dando poder a los hombres. Desde los tiempos del amor burgués
hasta hoy los hombres adquieren poderes a partir de la sexualidad y manifiestan
poderes a través de la sexualidad.
No
es sólo el mercado el que valoriza diferencialmente a las mujeres y a los
hombre, el amor también. Una de las fuentes del valor personal de los hombres
está en el amor de las mujeres. Los hombres de ayer y los de hoy requieren de varias mujeres para nutrirse
dela mor de esas mujeres y así mostrar socialmente sus capacidades viriles,
sexuales y amatorias, elementos muy importantes que configuran lo que hoy como
autoestima masculina, alimentada por las relaciones desiguales que tanto las
favorecen.
2.4.1.8 EL RITO AMOROSO DE LOS
REGALOS
Con
la modernidad, el amor de los hombres a las mujeres se va convirtiendo cada vez
más en una trasferencia de recursos.
Conforme avanza el mundo capitalista, se va desarrollando más y más un
orden social de géneros en que los hombres se convierten en los simbólicos más
importantes del orden económico.
Dar
amor comienza a ser compartir elementos de poder. Dar amor es dar dinero,
bienes, recursos. Dar amor es dar regalos: éste es uno de los ritos más
arraigados del amor. En la actualidad, cm ya estamos muy liberadas, nosotras
también regalamos. Pero en la era burguesa, las mujeres no regalaban a los
hombres, sólo recibían regalos de ellos.
Una
muestra simbólica del poder de los hombres sobre las mujeres es halagarla,
seducirlas con objetos. Estos regalos lo que tiene que ver con la preparación
del cuerpo de la amante para los artificios de los eros: perfumes y joyas. Al
regalar perfumes e simboliza dominio sobre el cuerpo de las mujeres, al regalar
joyas se expresa que el poder económico es de los hombres. Estos ritos siguen
vigentes en nuestro tiempo. En este mundo lo que más se le regalas a las
mujeres son perfumes. ¿Qué industrias son de las más superpoderosas del mundo?
La d los perfumes y la de los cosméticos.
Las
cosas han ido cambiando. Porque la economía ha ido cambiando. Y las mujeres han
aprendido a exigir otros regalos. Y a
regalar ellas mismas. También ha cambiado ese principio de la cultura amorosa
burguesa que establecía que las mujeres nunca pagan y lo hombres siempre
invitan. Ya entre nosotras, o pagas o no vas. Hoy, este principio burgués
pervive en centros nocturnos y salones de baile donde las mujeres no pagan o
pagan la mitad, como residuo ritual de su dependencia económica de los hombres.
2.4.1.9 EL AMOR VICTORIANO Y SU
PODER
Hoy
también vivimos bajo la influencia de otra forma de amor, el amor victoriano.
Este modelo de amor lleva el nombre de la Reina Victoria, que gobernó
Inglaterra durante la transición del siglo XIX al XX, cuando se da la gran
expansión del imperio británico, en un momento cumbre del desarrollo del
capitalismo. La Reina Victoria es el monarca que ha tenido un reinado más
prolongado en Inglaterra. Durante su reinado el amor burgués llega a su fin.
En
el matrimonio de la Reina Victoria, su esposo no fue el rey, fue sólo “el
esposo de la reina”, Ella era la heredera del poder monárquico. Siendo una
mujer tan poderosa, responsable de gran imperio, y llevando por esto una vida
tan diferente a la de las demás mujeres de su país y de su tiempo, la Reina
Victoria logró imponerse como modelo de mujer y de madre en Inglaterra y en
muchas otras partes del mundo. Convertida
en “la madre de Inglaterra” y desde el artificio de la corte y el poder del
trono, contando con un equipo de nanas, institutrices y mayordomos para cada
uno de sus muchos hijos, la Reina Victoria construyó el estereotipo de mare
perfecta, legándolo al sociedad muy
conservadora, muy patriarcal y muy cerrada, la sociedad victoriana.
2.4.1.10 EL AMOR ROMÁNTICO: LA
PASIÓN ERÓTICA Y LA CAUSA POLÍTICA
Otra
forma histórica del es el amor romántico, es expresión de otra época y algunos
de sus personajes emblemáticos son músicos famosos: Liszt, Schubert, Schumann,
Chopin, símbolos de la cultura romántica.
Como
reacción al cerrado y conservador mundo victoriano, surge en Europa el anhelo
de vivir el amor de manera diferente. La “diferencia” a poder dar rienda suelta
a las pasiones de amor. Aparece así el amor pasión. El amor romántico
reivindica a la pasión erótica y el amor fuera de la sanción institucional del
matrimonio.
Del
amor romántico está plagada hoy América Latina: miles y miles de mujeres y de
hombres que se emparejan y que, con una ideología anti-institucional, decide no
casarse, porque consideran absurdo que el amor requiera firmar “un papelito”.
El
amor romántico se plantea como un amor puro. Peor la “pureza” es ya de otro
tipo: el amor es puro porque no está contaminado por las instituciones, por las formalidades.
Es una pureza tan poderosa que no requiere de ninguna sanción social.
Otra
marca que tiene el amor romántico es sumarle a la comprensión entre quienes se
aman la identificación en os fones vitales. Los amantes no sólo comprenden, buscan
también los mismos fines. En la Europa de las revoluciones liberal y socialista
abundan las historias de parejas que vivieron amores románticos, las historias
de mujeres que lo dejan todo –familia, fortunas, títulos-, por una causa y
juntan el amor y la revolución, la pasión erótica y la causa política.
Compartir causa política. Compartir causa políticas, causas estéticas,
filosofías, luchas y proyectos une a las personas y el amor se sostiene y
aumenta a identificarse ambos en el mismo sentido de la vida. Cantidad de
historias de amor de este tipo abundan en América Latina y muy especialmente en
Perú.
2.5
EDAD CONTEMPORÁNEA
2.5.1
EL AMOR ROMÁNTICO: UN PROCESO PARADÓGICO
A lo
largo de las páginas del libro de “POR QUÉ DUELE EL AMOR” Illouz trata de
mostrar que el amor romántico tal y como
lo viven los hombres y mujeres de nuestro tiempo es escenario de un
proceso paradójico: por una parte, los individuos modernos se muestran mejor
pertrechados que sus predecesores para tolerar repetidas experiencias de
abandono, rupturas, engaños o separación, en la medida en la medida en que se
ven capacitados para reaccionar ante tales experiencias con desapego, autonomía
hedonismo, cinismo e ironía.
Por
otra parte, sin embargo, precisamente porque han desarrollado esta clase de estrategias,
se han privado así mismos de la capacidad de amar con pasión.
2.5.2
NUEVO MARCO DE LAS ELECCIONES ROMÁNTICAS
Ello tiene mucho
que ver con que los individuos, por sí solos, se
ven enfrentados a la difícil
tarea de conciliar, en el interior mismo de una relación, su deseo de autonomía con el deseo de reconocimiento, que, bajo el influjo del ideal romántico,
y en las condiciones modernas de individualización creciente, se espera
únicamente del amor de otro y no ya
como
sucedía antaño
de la inserción en una clase.
Sin pretender en modo alguno
excluir la posibilidad de que haya un
amor
moderno feliz (428), el propósito de Illouz en
esta
obra ha sido mostrar los
efectos indeseados que algunos desarrollos modernos que ella designa como “la Gran Transformación” han
tenido precisamente en
el ámbito de las
relaciones íntimas. De este modo consigue mostrar también la relevancia
del análisis sociológico para
comprender la naturaleza
de
los problemas que se
plantean en este terreno, cuyas dimensiones institucionales y culturales
tendemos a pasar por alto, precisamente a causa de la hipertrofia de
las
explicaciones psicologizantes
que
dominan nuestra cultura.
La idea que atraviesa
el libro, en
efecto, es similar a la que a comienzos del XIX llevó a muchos sociólogos
a buscar razones sociales y no meramente
psicológicas o morales de la pobreza. En esta misma línea,
conjugando el enfoque macro-sociológico en la tradición de Marx y Weber con el
análisis de entrevistas, Illouz hace visible el rendimiento cultural de una
sociología de las emociones.
Evitando
la tendencia a individualizar los problemas, presente en el discurso
psicológico dominante, y en la literatura de autoayuda, Illouz desea destacar
que “las experiencias corrientes del sufrimiento emocionalno sentirse querido o
sentir- se abandonado, torturarse con la distancia o el desapego de otros están
impregnadas de valores e instituciones centrales para los modernos” (429). Así,
detrás de fenómenos como la desigual actitud de hombres y mujeres frente al
compromiso, las inseguridades deriva- das del difícil equilibrio entre
autonomía y reconocimiento, la tendencia de las mujeres a auto-inculparse
cuando fracasan las relaciones, etc., cabe reconocer cambios estructurales y
culturales que han alterado profundamente las condiciones en las que hombres y
mujeres hacen sus elecciones románticas.
2.5.3
LA GRAN TRANSFORMACIÓN
En último término, la “Gran Transformación” en materia romántica residiría en una “transformación de la ecología y la arquitectura de la elección”:
“Una de las
transformaciones centrales del amor en la modernidad tiene que ver con las condiciones en las que se toman las decisiones
románticas. Estas condiciones
son de dos tipos: una
se refiere a la
ecología de la elección,
o el ambiente
social
que
le orienta a uno a decidir en una determinada dirección… pero la elección está
marcada
también por
un segundo elemento, que designo como ‘arquitectura de la elección’… esta se refiere a los criterios
por medio de los cuales se juzga un objeto, así como los modos en que una
persona examina sus propios sentimientos, su
saber y su pensamiento lógico, para tomar una decisión” (40, 2).
Así, en contraste con épocas precedentes,
donde el proceso del cortejo estaba controlado por la familia
de la mujer, la desaparición de las
barreras culturales
y sociales ha tenido un efecto ambivalente: por un lado
ha ampliado las posibilidades teóricas de elección;
por otra, ha
hecho
recaer los criterios
de elección completamente
sobre los individuos.
Illouz ilustra esta idea, comparando el modo en
que
estaba institucionalizado el
cortejo y el matrimonio
en los siglos XVIII y XIX para lo cual
se
sirve de algunas
de
las novelas más conocidas de Jane Austen
y el
proceso de desinstitucionalización
posterior, en el que han desempeñado un papel clave dos factores: por un lado, el ideal romántico de la afinidad sentimental como idea regulativa de las relaciones
entre los sexos y, por otro, el desarrollo del mercado.
Frente al lenguaje moral, que servía a
los
personajes de Austen como código cultural de valores compartidos, la difusión del ideal romántico de afinidad
sentimental, reproducido hasta el agotamiento por la
cultura popular, ha servido para romper fronteras sociales
y económicas en la
elección de pareja. Pero también ha privado
a los hombres y mujeres de las seguridades culturales anteriores, para
introducirles en un calvario de introspección psicológica bien explotado por
los expertos psicólogos que ofrecen sus consejos en las revistas o Internet.
Según
sostiene Illouz, “lo que llamamos ‘triunfo’
del amor romántico en las relaciones entre los sexos, consistió sobre
todo en que la elección amorosa individual se independizó de la red moral y
social del grupo, dando lugar a un mercado de encuentros autoregulado” (81).
2.5.4
LA AMPLIACIÓN DE LA OFERTA
Traducido
al lenguaje económico de Gary Becker, diríamos que la ruptura de las fronteras
sociales y culturales se habría
traducido en una ampliación sin
precedentes del mercado matrimonial, en el que los sujetos en
principio compiten libremente, pero, como fácilmente cabe
apreciar, no en igualdad de condiciones:
los hombres juegan con ventaja.
En todo caso, esto explica el segundo de los elementos que, según Illouz, han
alterado la arquitectura de la elección: la progresiva afinidad entre la
dinámica del deseo amoroso y la dinámica de la economía, y, con ello, la
transformación sufrida por la cuestión del valor (y el sentimiento del propio
valor).
En
efecto: en la medida en la que el amor y la sexualidad aparecen progresivamente
desvinculados de referentes morales o culturales y respecto a lo que constituye
“un buen partido”, los sujetos incorporan
criterios de valoración cada vez más superficiales la aparición de “lo
sexy” como categoría cultural es un reflejo de este proceso y cada vez más
vinculados a la dinámica del mercado: valoramos más lo que es escaso y me- nos
lo que es abundante.
Por
ahí discurriría la razón estructural de por qué los hombres, que en el
siglo XIX eran los que tenían mayor
interés en comprometerse la promesa era
una institución central de la vida
social, ahora huyen del compromiso: no
es que sean “seres egoístas por naturaleza” uno de los propósitos de Illouz, al situar en segundo lugar las
explicaciones biopsicológicas, es evitar la tendencia a patologizar el
comportamiento masculino, o a medirlo según el patrón del comportamiento
femenino, sino que el contexto en el que tienen que elegir mujer ha cambiado.
Aplicando
la racionalidad económica más elemental a cuestiones sentimentales, el
razonamiento implícito sería: hay abundancia de mujeres disponibles, no
compensa ligarse con ninguna, compensa dejar la elección abierta, por si
aparece una opción mejor.
La
situación de la mujer, en cambio es desde el principio diversa; para ella corre
más deprisa el reloj biológico y en parte por eso, en la mayo- ría de los casos
aunque las excepciones también van en aumento ellas muestran más disposición a
comprometerse, de modo que, cuando encuentran que del otro lado no existe la
misma disposición, la experiencia del amor se convierte en fuente de
frustraciones.
2.5.5
ELECCIÓN MÁS LIBRE E INSEGURA
Pero,
como apuntábamos arriba, la Gran Transformación en materia
romántica afectaría también
a lo que Illouz denomina
arquitectura de la elección: desaparecidos los criterios
culturales compartidos, el juicio sobre
lo que constituye un buen partido se individualiza:
“La
transición de lo premoderno a lo moderno en la elección de pareja es una
transición desde significados y rituales públicos compartidos por los cuales hombres y mujeres pertenecían a un mundo social común
a interacciones privadas, en las que el yo de otra persona es evaluado a la luz
de una multiplicidad de criterios fluctuantes como el atractivo físico, la
química de sentimientos, la compatibilidad de los gustos, y la disposición
psicológica. (...) La clase social e incluso el carácter pertenecen a un mundo
en el que los criterios para establecer valor eran conocidos, públicos y
accesibles a todos (…) Debido a que el valor social debe ahora negociarse en y
a través de gustos individuales, y a causa de la individualización de los
criterios de valor, el yo se enfrenta a nuevas formas de inseguridad… por
ejemplo, qué vale como ‘sexy’, o
‘deseable’ aunque siguen cánones de imágenes públicas de belleza están
enteramente sujetos a una dinámica del gusto individualizada y por ello
relativamente impredecible” (227).
Por
esta vía se hace patente que “el amor romántico heterosexual es uno de los
lugares donde mejor se aprecia la
ambivalencia de lo moderno, porque en las últimas cuatro décadas hemos
presenciado tanto la radicalización de la libertad y la igualdad en el interior
mismo del vínculo romántico, como una radical separación entre sexualidad y
emocionalidad. El amor romántico se hace eco así de dos de las revoluciones
culturales más importantes del siglo XX: por un lado la individualización de
los estilos de vida y la intensificación de proyectos emocionales; por otro, la
economización de las relaciones sociales, la omnipresencia de modelos
económicos que dan forma al yo y sus
emociones… El individuo moderno es simultáneamente emocional y económico,
romántico y racional-instrumental” (23, 4).
Ciertamente,
la Gran Transformación no impide que la experiencia del amor en cuanto tal en
la cual van implícitos la entrega confiada y el abandono sea accesible también
a nuestros contemporáneos, incluso cuando vaya precedida de una elección
calculada en clave moderna. Ahora bien, precisamente por eso, y precisamente,
tal vez, porque, en términos de reconocimiento, el amor romántico supone
jugarse la vida a una sola carta, el fracaso en el amor, por ejemplo cuando se
percibe que el otro/a no está en el mismo nivel, altera la vi- da de un modo
más devastador que en otras épocas, porque en este caso es también la percepción
del propio valor lo que se encuentra en juego.
3 EL AMOR ROMÁNTICO:
CONCEPCIÓN CULTURAL
3.1
CULTURA PERSA
Incluso tras todo este tiempo
El Sol nunca dice a la Tierra «estás en deuda conmigo».
¡Observa lo que ocurre con un Amor como ese!
—Ilumina todo el Cielo.
Hafiz
Rumi, Hafiz y Sa'di son iconos de la pasión y el amor en
la cultura y el lenguaje persas. La palabra persa para
el amor es eshgh, que deriva de la árabe ishq. En la cultura persa, todo es
abarcado por el amor y todo es por amor, empezando por el amor a los amigos y a
la familia, a los maridos y esposas, y llegando eventualmente al amor divino,
que constituye la meta última de la vida. Hace alrededor de siete siglos, Sa'di
escribió:
Los hijos de Adán son miembros de un cuerpo
Habiendo sido creados de una sola esencia.
Cuando la calamidad del tiempo aflige a un miembro
Los otros miembros no pueden continuar su descanso.
Si no tienes compasión por los problemas de otros
No mereces ser llamado por el nombre de «hombre».
3.2
CULTURA OCCIDENTAL
En la cultura occidental, el
amor, definido como vio afecto inclinación, tiene entre sus características
fundamentales la benevolencia. La benevolencia implica el anhelo de un valor:
la suavidad. Se le asigna un amor una estética más que una ética. Occidente
asocia benevolencia, deferencia efecto con erotismo. A veces no hace
separación, como si fueran una y la misma cosa. A veces si separa éstas
características. Pero en el imaginario occidental prevalece vincular ero y el
amor a una experiencia única.
Occidente también asocia le
amor a la voluntad. Cuando decimos que
hacemos algo “por amor”, se entiende que empleo nuestra voluntad. Voluntad para
hacer cosas, para sobreponernos las dificultades, para crear. La voluntad
implica también empeño. Hacer algo por amo implica hacerlo con empeño. Con
voluntad y utilizando a fondo nuestras habilidades y nuestras capacidades. En
occidente el amor está también profundamente ligado al deseo, a anhelos,
ilusiones, sueños, imaginaciones. Al anhelo de lo innombrable. A menudo, la
cultura occidental llama “amor” a la persona amada. Asociación que resulta muy
interesante. En Perú se usa mucho decir a todo el mundo “amor, amorcito”, aun
cuando sean personas desconocidas. También la experiencia erótica se asocia en
el lenguaje y decimos: “hacer el amor”.
Nuestra cultura concibe también el amor como un
apetito. En la poesía, y también en la sicología, se habla del “hambre de
amor”. Y en el erotismo hablamos del “hambre de piel”. El amor se experimenta
como un apetito, un ansia. No solamente un anhelo de, un afecto por, una
inclinación hacia, sino también como una pasión profunda, como una fuerza que
no reconoce normas ni mandatos y la creatividad de las personas.
3.2.1
AMOR ESPIRITUAL, AMOR CARNAL: EROS, ÁGAPE, FILIA
La
tradición occidental, clasifica las diversas clases de amor. Habla de amor físico y de amor
espiritual, considerando que son dos amores diversos, y olvidando que no hay
amor que no sea físico. En la tradición occidental se jerarquizan las formas de
amor y se escinde la experiencia en dos planos, el físico y l espiritual,
considerándolos autónomos. Se habla de carne y de espíritu y por tanto, de amor
carnal, que siempre se piensa como apasionado; y de amor espiritual, al que se
le asigna siempre un valor positivo, trascendente, moralmente bueno y sobre
todo, superior al del amor carnal, que se supone dominado por las “bajas
pasiones”.
Occidente
habla también del amor de amistad, que implica prescindir del ero. Amor de
amistad es aquel en el que no hay eros, y solamente se desarrolla el afecto el
otro a la otra, una voluntad en favor del otro, una apetencia por su compañía,
pero sin involucrar nunca una relación carnal. También se conoce en la
tradición occidental el amor solidario. La solidaridad tiene como fundamento el
amor. Se trata de un amor sin objeto indefinido, un amor a todos, un amor a un
grupo, un amor a un estado de las personas.
Y
así, hay quienes, por ejemplo, aman a las personas sin techo y sin hogar… y el
resto no les importa. Focalizan toda la solidaridad, como si fuera un rayo
láser, en los sin techos y sin hogar. Otras personas aman a “todo el mundo”. En
general, Occidente maneja tres conceptos fundamentales sobre el amor: eros,
ágape, filia. Eros quiere decir amor con atracción física. Ágape es un concepto
griego que se relaciona con el amor que comparte amor con otras personas, que
implica un sentido trascendente, cargado de espiritualidad. Ágape es el
concepto que después paso a la tradición cristiana occidental como
amor-caridad. Es una conmoción por el otro o la otra que nos lleva a hacer algo
por ellos. En el cristianismo, todo otro y toda otra son seres que merecen
nuestro ágape, que compartamos amor con ellos.
3.2.2 EL MUNDO GRIEGO: LA
PERFECCIÓN LA ATRACCIÓN
Para
la tradición griega, el amor hace perfectas a las personas. La cultura griega
consideró que el amor pone a las personas en un proceso de perfección. Los
griegos veían al amante como un ser imperfecto que ama para encontrar en el otro
o en la otra lo que falta, aquello de lo que carece y que le impide ser
perfecto.
Piensen
en la cantidad de expresiones amorosas contemporáneas que todavía llevan el
sello griego: ver en el amado o en la amada la encarnación de lo perfecto, de
lo único, de lo maravilloso. En nuestro imaginario está el amado o la amada
perfectos. Más moderna es la idea de quien ama a alguien perfecto se
perfecciona, se hace perfecto o perfecta. Lo que sucede es que, con estas
ideas, cuando llegan las desilusiones amorosas, los golpes son muy fuertes.
Porque ni quien ama es perfecta ni quien es amado es perfecto.
En
el mundo griego se consideraba que hay personas que tiene atractivo, y es por eso que atraen amor, es
por eso que se les ama. La atracción era vista como la cualidad de algunas
personas. También en nuestro tiempo hablamos de personas atractivas y de
personas no atractivas. De personas que ejercen atracción porque sí, porque así
son y atraen y ejercen una influencia de amor sobre otras personas.
En
la tradición griega, uno de los más claros sentidos del amor es el ejercicio de
la atracción. En muchas mujeres pervive esta idea. Y para muchas mujeres lo de
la atracción es fuente de muchos dramas. Porque la atracción sobre el otro o
sobre la otra, que tanto exaltan los modelos tradicionales del amor, es
efímera, está muy ligada al cuerpo y muy pronto se acaba, aunque no de forma
recíproca sino casi únicamente en la mujer. Sin atractivo la mujer pierde
autoridad en la relación amorosa. Un terrible sufrimiento amoroso de muchas
mujeres es la pérdida de su capacidad de atracción.
3.2.3
LA REVOLUCIÓN DEL AMOR CRISTIANO
La
expansión del cristianismo, una religión que tiene como fundamento el amor,
represento una revolución amorosa. En la concepción cristiana, el amor se
representa, se vive y se experimenta, se vive, se actúa y se demuestra. No
solamente se siente, sino que tiene visible en las acciones. No se trata solo
de sentir amor, sino de hacer amor, de ser benevolente con las personas que
amamos. Amar a alguien es hacer cosas por el bien de alguien.
La
moral amorosa occidental, ya influida por el cristianismo, asocia siempre el
amor con el bien, con algo bueno. Siempre. Y es impensable considerar que haya
“amores que matan”. El cristianismo asocia el amor a la voluntad y al deseo de
hacer cosas buenas, considerando que el amor hace bondadosas a las personas. En
el cristianismo se supone que hay más
amor en el amado que en el amante.
El
cristianismo produce un giro histórico importante: el amor no nace de la
apetencia, sino de la superabundancia y no porque se carezca de amor o porque
se tenga apetito de amor. Se enseña: “Haz el bien sin mirar a quien” y se
difunde un conjunto de expresiones morales que insisten en que no importa cuál
sea la calidad del amado, importando únicamente la felicidad que hay en dar
amor. La solidaridad, la generosidad y la gratitud son características
centrales del amor cristiano.
3.2.4
¿CÓMO AMAR SI NO NOS AMAMOS?
Lo
que Sartre planteo como una nueva ética amorosa, era todavía una ética amorosa
masculina. Porque el “sí mismo” es todavía una cualidad de genero de los
hombre. Siguiendo a Sartre, pero haciéndole una crítica feminista, Simone de
Beauvoir planteó que mientras las mujeres no vivamos desde “el yo misma” no
podemos ser libres ni aspirar al amor en
libertad.
La
crítica de Simone de Beauvoi a Sartre es la de todas las feministas. No se
puede plantear la universalidad de una experiencia cuando la condición social,
sexual y de género es desigual. En esta visión existencialista del amor, que lo
define como la realización de la libertad de cada quien, lo primero que tenemos
que hacer las mueres es perfilar los contenidos de nuestras libertades. Porque
si no, ni siquiera sabremos qué es lo que está en juego en las relaciones
amorosas. Si no nombramos nuestras libertades, ni siquiera nos daremos cuenta
de si las tenemos, de si las perdemos o de que se trata en la relación.
Dice
Simone de Beauvoir: ¿Cómo las mujeres podemos ser benevolente sino somos
benevolentes con nosotras mismas? Ésta es una gran pregunta que tenemos que
hacernos todos los días y todas las noches y todos los instantes de nuestras
vidas.
Dice
Simone Beauvoir: ¿Cómo poder dar si no nos damos a nosotras mismas? ¿Cómo poder
dar si no nos damos a nosotras mismas? ¿Cómo poder ser si no nos afirmamos en
una existencia individual? Considero esta serie de preguntas emblemáticas
dentro de la reflexión feminista en el siglo XX.
Mi
maestra, Franca Basaglia, definió a las mujeres como seres para los otros. La
sociedad y la cultura hacen de las mueres seres que aman a los otros. Lo
perverso es que en esa imposición está la negativa del amor propio. A las
mujeres les ha sido prohibido el amor propio. Es la mayor perversión de la
cultura patriarcal.
3.2.5
LA COLONIALIZACIÓN AMOROSA DE LAS MUJERES
Para
las mujeres, amar es colocar al otro en lugar de ser lo más importante del
mundo, más importantes que una misma. Decimos: “sin ti me muero”, y eso
significa que la sustancia de mi vida está en ti, no en mí, que mi vitalidad
depende de tu existencia, no de la mía, que mis pensamientos están habitados
por ti, que mi amor esta monopolizado por ti. Es lo que algunas autoras han
llamado la colonización de las mujeres a través del amor. Te coloniza otra
persona, te habita. No solamente habita entre tus cuatro paredes, sino que
habita tu cuerpo, tu subjetividad, tus anhelos, tus pensamientos. En la
colonización amorosa, una persona ejerce poderes de dominación sobre otra.
Dice
Simone Beauvoir: Entre él y yo y el otro, como anhelo de vivir, sólo puede
existir como medida la libertad. Mientras las mujeres no hagamos de la libertad
un valor amoroso, estaremos sujetas a otros o sujetaremos a otros o a otras.
Nos dominaran y dominaremos. Este doble efecto ha sido estudiado por algunas
psicólogas y psicoanalistas femeninas, que han planteado que una mujer
colonizada, una mujer habitada, aspira a colonizar y a habitar de la misma
manera en la que es habita y colonizada. Su ideario de amor es el amor
enajenado, el amor-dominación. Un amor muy patriarcal, que resulta funcional al
mantenimiento de la dominación de las mujeres por los hombres.
Es
un amor enajenado, una quisiera que la otra persona no tuviera límites. Como yo
no los tengo, aspiro a que tú no lo tengas. Como yo no soy libre, aspiro a que tú
tampoco seas libre, como yo estoy invadida, aspiro a poder invadirte. El anhelo
y el deseo de muchas mujeres construidas así están en reproducir en el otro la
experiencia vivida en carne propia. La fantasía amorosa es tener en frente un
esclavo, la misma esclava que yo soy para ti, , como lo expresa la gran
feminista y escritora norteamericana Alice Walker. Resulta duro, pero es así:
la fantasía amorosa me muchas mujeres es relacionarse con un esclavo, con una
esclava, que tengan una esclavitud de la dimensión de su propia esclavitud. Anhelas
que la otra persona te dé y haga por ti por lo menos lo mismo que tú supones
que das y haces por ella.
3.2.6
PARA PODER MAR HAY QUE SER CIUDADANAS
Una
esclava importantísima a tener en cuenta es que, de forma muy tradicional, las
mujeres modernas seguimos esperando que sean los otros los que cambien, no
nosotras. Y, como buenas latinoamericanas, queremos que cambien todo, que todo
mejore y ¡que se mañana! Pero queremos que cambien los otros sin cambiar
nosotras, mantenido intocada la parte arcaica de nuestro corazón donde se aloja
el amor.
Y en
esa actividad expectante somos más tradicionales que las más tradicionales.
Como modernas afirmamos nuestra verdad. Y nuestra verdad es que es justo que
las relaciones y que el amor sea de otra manera. Pero como en el amor seguimos
siendo tradicionales, seguimos esperando que los otros cambien, sin exigirles
que cambien. Les exigimos a veces como protesta, como reclamo, como arrechura y
berrinche, pero no somos capaces de ponerles una sola condición como
ciudadanas.
Y es
que para poder amar, las mujeres modernas necesitamos ser ciudadanas. Si
elegimos a quien nos gobierna, podemos elegir a quien queremos que comparta el
techo y el tálamo. Si le queremos poner norma al mundo, ¿Cómo es posible que no
podamos poner una norma en nuestro mundo más inmediato, en nuestro territorio,
en nuestro habitad, en nuestra vida cotidiana?
No
podemos poner ni una norma porque no tenemos territorio propio, porque no
tenemos hábitat, porque no tenemos… Podríamos hacer un inventario de los recursos,
los bienes, los dones, los poderes que necesitamos tener para decidirnos a
poner una sola norma. No muchas, una sola. Y podríamos hacer ese inventario no
individualmente sino hacerlo entre varias, entre muchas, entre cada vez más y
más mujeres.
3.3 CULTURA ORIENTAL
3.4 CULTURA ÁRABE
3.5 CULTURA TURCA (CHAMÁNICA E ISLÁMICA)
3.6 CULTURA ANGLOSAJONA
4 BÚSQUEDA DEL AMOR ROMÁNTICO
5 CONSECUENCIAS DE LA IDEALIZACIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO
5.1 MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO Y VIOLENCIA
5.2 UN PRETEXTO PARA EL ABUSO Y EL SOMETIMIENTO
5.3 LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN EL EMPLEO.
6 PERSPECTIVA DEL AMOR ROMÁNTICO DEL HOMBRE VS. EL DE LA MUJER
6.1 HECHOS DEL FEMINISMO Y EL MACHISMO
7 CONSIDERACIONES PSICOSOCIALES SOBRE EL AMOR ROMÁNTICO
7.1 ¿CÓMO EXPLICAR LA PERSISTENCIA DEL AMOR EN ESTOS CASOS?
7.2 ENAMORAMIENTO Y ELECCIÓN DE PAREJA
7.3 ERRORES, CONFLICTOS, RUPTURAS
8 ANEXO
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
RISO Walter. Manual para no morir de
amor: diez principios e supervivencia básica. Fotografía de Portada por
Molotovcoketall/ Getty Imágenes; Diseño de Portada por A. Iraita/Departamento
de Diseño. Av. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España); División Editorial
del Grupo Planeta; Barcelona: España, 2011. Editorial Plantea, S.A.,
2011. 248 págs. ISBN: 9788408080480.
RISO Walter. Afectividad masculina: lo
que toda mujer debe saber acerca de los hombres. Fotografía de Portada por
Molotovcoketall/ Getty Imágenes; Diseño de Portada por A. Iraita/Departamento
de Diseño. Av. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (España); División Editorial
del Grupo Planeta; Barcelona: España, 2008. Editorial Plantea, S.A.,
2008. 182 págs. ISBN: 9788408063674
ILLOUZ Eva. Por qué duele el amor: una
explicación sociológica. 1era Edición 2012. Traducido por María Victoria Rodil;
Diseño de Impresión por Pablo Salomone y Maru Hiriart. Título de la Edición
original: Why Love Hurts. A Sociological Expalnation. Calle del Barco 40,3ºD.
Editorial Katz Editores. 363 págs. ISBN: 9788492946471.
GONZÁLEZ
Ana Marta. Análisis de Porqué duele el Amor de ILLOUZ Eva. 24 octubre 2012 -
n.º 77/12. Edita Aceprensa S.A. Presidente: Javier García-Verdugo • CEO: Miguel
A. Sánchez del Moral • Director: Ignacio Aréchaga • Redactor-Jefe: Rafael
Serrano. Imprime Centro Gráfico Alborada. • Depósito Legal: M. 35.855-1984 .c/
Núñez de Balboa, 125, 6º A. 28006 Madrid (España). ISSN: 1135-6936.
POGORILES Leticia. Entrevia a Illouz: "Se puede pensar en hijos sin tener
una pareja estable" .Friday, 26 October 2012 17:44
LAGARTE
Marcela. Memoria. Clave feminista para la negociación en el amor. Memoria del
curso Managua 5 y 6 de diciembre del 2000. Edición a cargo de María López
Vigil, producción por Teresita Hernández y Julieta Bendaña, fotos de interiores
y de portada por Julieta Bendaña, diseño y diagramación por Juan R. López
Altamirano. De l aRendodna de Plaza España, 4c. abajo, 1c. al largo. ISBN:
99924-0-137-0.
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